Últimas tardes con Teresa - Juan Marsé/Crítica hacia las lecturas obligatorias

Os voy a presentar a Juan Marsé, un autor que me traumatizó el primer trimestre de 1º de Bach e hizo que me golpeasen la cabeza con su libro. Autor ganador de varios premios, considerado uno de los importantes españoles de los últimos años. A mi profesor de Literatura le gusta, y nos hizo leer esta obra. Aquí empezó una de las peores, puede que la peor, lectura obligatoria (porque por gusto puedo jurar que no lo leí) de mi corta vida como estudiante.


Antes de comenzar con la crítica decir que no todos tenemos los mismos gustos y como a mi no me gustó este libro, a otra persona le pudo encantar. No por ello diré que su opinión es menos valida que la mía, porque lo que para mi puede ser un fallo, para otro puede ser lo mejor que tenga. Dicho esto me dispongo a desahogarme.

Casi quinientas páginas para dormir bien. No hay nada mejor contra el insomnio como leer este libro. Te darán ganas de dormir, de sacar a pasear al perro (si no tienes puede valer una tortuga o, en su defecto, un gato) o de meter la cabeza en el horno, todo menos leer este libro.

Pero Iván, no puede ser tan malo como lo pintas...
No, puede que con tiempo y paciencia se pueda leer mínimamente bien. Pero, por la pereza de ir a encargarlo (en mi defensa alegaré que la papelería está a dos calles, distancia más que suficiente para hacer perder la voluntad a la persona más férrea) acabé teniendo que leérmelo en tres días.
Si bajar a la calle a encargarlo cuesta, leerte ese libro si no te gusta en tres días se puede volver mortal.

Será fácil, dije. No pasará nada, dije...

La primera noche (por esas fechas leo de noche) intenté leer la mitad, así no tendría tanto los dos días siguientes o podría acabarlo en dos días. Pero, para mi desgracia, solo pude leer cien páginas. La introducción era soporífera, más que los anuncios antes del final de una película que emiten tarde. Se pasa dos páginas describiendo una calle después de una fiesta. Espera... describiendo. Claro, ¡¿cómo se me había olvidado?! Antes de comentar esto, resumo como leí el libro. Al principio de los capítulos me saltaba no menos de cinco páginas, y no perdías argumento. No te perdías nada. Nada. Así, y leyendo rápido (saltando descripciones y leyendo los diálogos) conseguí terminar el libro a tiempo sin reventarme un ojo (o los dos).

Descripciones, matadme

¡Zas, en toda la descripción!

Si, descripciones. Al libro le puedes quitar las descripciones irrelevantes para la trama, o rebajar las de escenarios, y acabaría teniendo menos de trescientas páginas. Eso nos deja con un libro en el que casi la mitad de lo escrito... más bien sobra. Puede que a otros lectores les guste, pero no me hace especial gracia que se pase dos páginas describiendo como se ve un parque cuando pasa rápidamente por el con la moto. Si ahora mismo os contase como la luz del atardecer incide sobre mi cuarto, la persiana haciendo que tome formas extrañas, mientras las motas de polvo flotan en el aire arremolinándose como mis lúgubres pensamientos en mi cabeza hacia aquella chica... aquí tenéis algo parecido a lo que hay en el libro, que aproveche.

Si no era suficiente con tener que leérselo, un día me vi atacado (en mi propia casa) por Ange usando el libro como arma. Si, me dio con todo el canto en la cabeza. Ahora tenemos la broma de: "¡Toma descripciones!", recordando el momento.

Conclusión

Yo después de leer Últimas tardes con Teresa

Creo que todo lo dicho antes deja claro el grado en el que me gustó el libro (mirad la imagen si no), y no tengo más que comentar sobre el.
Se acerca el invierno final de esta entrada, y espero que comprendáis que esto, más que una reseña, es un desahogue personal.  Si a alguien que lea esto le gusta el libro, que comente los motivos, ya sea que le gusta el estilo como la historia, o que lo leyó en un momento en el que le marcó. Da igual, lo importante es que pueda seguir desahogándome en los comentarios, y también que expreséis vuestra opinión, por supuesto.
Solo me queda mentar a aquel profesor que en segundo de ESO nos dio a elegir muchos libros para leer, entre ellos El Hobbit. Gracias a el lo desenterré y lo leí (lo intenté leer antes, pero nunca pasé de la cena, el principio mismo) y gracias a el también tuve que leer este libro y otros dos más que no me gustaron demasiado en mi primer curso de Bach. Esto ya entra dentro de los textos argumentativos (aún me acuerdo, que cosas) y ojalá pudiese servir para que algún profesor lo hiciese así, y es el dar más posibilidades de lectura. Si en segundo de ESO lo hizo, ¿por qué en un curso más avanzado no? ¿No podía dar varios títulos a elegir y así contentar todos los gustos? Realmente, no se por qué no lo hizo (nos odiaba, seguro), pero habría estado más dispuesto a leer un libro el doble de largo si me hubiese atraído.
No diré que el mundo sería un lugar mejor en el que todo niño tendría un libro bajo el brazo, pero si es cierto que habría un pequeño aumento de lectores si esta actividad se fomentase más en la niñez, no con anuncios y carteles sobre lo bonito que es leer, sino con el profesor o los propios padres contando a sus hijos como pueden viajar por un módico precio (no contemos ediciones de lujo) a otros lugares sin levantarse del sillón, y aumentando el rango de posibilidades a la hora de escoger un libro de lectura obligatoria.
Porque ya que nos obligan a leer algo, que sea decente.

P.D.: Imaginad lo que me traumó para que empezando a escribir una reseña del libro acabe escribiendo una crítica hacia lecturas obligatorias y solapando las dos entradas